En ese hotel perdido en mi ciudad. Verano. Tú mirada y la mía se unieron como nunca antes lo habían hecho. Te desnude con la mirada, nos desnudamos.
Nos rozamos y ahí empezó todo... No hubo un hola, la pasión se desenfrenó haciendo que al segundo fuéramos uno.
Tus manos rozaban mi cara, observándome, mirabas mis ojos, nariz y por ultimo mis labios. Sonreías. Yo quería rozarte, no me dejabas. Tu habías puesto las reglas del juego y había que cumplirlas. Quería desabrocharte el primer botón de tu camisa blanca, para así conseguir ver más de lo que me habías dejado ver nunca. Lo conseguí. Ahora las reglas del juego las llevaba yo. Te tuve en mis manos, desabrochando uno por uno cada botón, con dulzura, tranquilidad... haciéndote sufrir. Llevándote al éxtasis sin apenas rozarte.
Dejo caer tu camisa al suelo, justo detrás de ti. Me quedo a unos milímetros de tus labios, soplo, susurro... Me sientes, te siento. Te rozo con suavidad los labios, poco a poco. Saboreando cada milímetro de piel. Disfrutando tus besos sabor a regaliz. Todo con tranquilidad, empapándonos el uno del otro. Aprendiendo de nuestras manías.
Intentas desabrocharme la camisa, no, no. El juego es mio. Acabo agarrándote las manos, poniéndolas sobre mi pelo. Te beso. Me besas. Nos besamos, esta vez nada es tranquilo. La olla express se ha puesto en marcha. Te alejo un poco, quiero que te calmes, quiero disfrutar este momento contigo, llevaba mucho tiempo esperándolo.
Dejo que me desabroche la camisa, lo haces como un experto. Tus manos acarician mi piel y mi cuerpo se eriza. Tiras la camisa sobre la cama. Te alejas y me observas. Sonríes y vuelves a acercarte. Me coges por la cintura y me sientas encima de ti, en la cama. Nuestras caras de frente, nariz con nariz... Pecho con pecho...piel con piel...
Recorro tu nuca con mis dedos, y encuentro un pequeño lunar. Bajo por tu espalda y aparecen muchos más, Lunares preciosos que adornan tu cuerpo.
Lo que me haces sentir con solo mirarte es inexplicable. Pasaría horas a tu lado, mirando cada lunar en tu espalda, cada sonrisa. Tu mirada de niño. Eres tan perfecto.
Me miras, sonríes como siempre y se que la locura mas grande acaba de empezar. Empiezas a besar mi cuello, mi espalda.. Me llevas a la locura.
La habitación iluminada por una pequeña lampara es testigo de las caricias, besos, risas. De una noche de éxtasis. De una noche de locura, en la que solo estamos tu y yo. Donde lo mas importante es el roce de nuestra piel. Donde nuestros suspiros invaden cada espacio de la habitación.
Despertamos juntos, abrazados. Observo tu cara mientras duermes, es increíble la ternura que desprendes. Eres como un niño pequeño al que dan ganas de proteger. Yo te protegería toda mi vida, pero nos hemos encontrado en un mal momento...