A ella, le dan miedo las miradas penetrantes, estas miradas que duran mas de un segundo y hacen que agache la cabeza. Eso, a ella, con las gafas no le pasa. Se las pone, y el chico de la mirada penetrante se topa con un cristal, ella lo puede observar todo el tiempo que quiera.
Puede observar sus ojos, y darse cuenta que mas que penetrantes, tiene una mirada de niño, una dulzura inquietante y un alma maravillosa. Pero el intenta parecer duro. Ella tiene la capacidad de descifrar como es una persona, solo con mirarla a los ojos. Pocas veces se equivoca.
Él es el típico malote con chupa de cuero, vaqueros y camiseta negra. Converses rotas, con los cordones sucios, de las que les gustan a ella. De esas que si fuesen por las madres estarían en el contenedor desde hace mucho tiempo, pero que a ellos les gustan por lo que significa. Por todo el camino que han recorrido con ellas puestas, por las aventuras que guardan. Ese chico tiene algo especial. O por lo menos su mirada lo es.
Ella seguirá descifrando las miradas a través de sus cristales oscuros. Intentado conocer y saber como es la gente que pasea a su alrededor. Buscando mas allá.
El alma.
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