Amigo.

Suena una música de fondo, esa música que a ti te hacía llorar y a mi reír por verte así. Esa música que yo siempre hacía sonar cuando te enfadabas conmigo, porque sabía que acabarías abrazándome y yo sonriendo en tu oído. Te quiero me susurrabas. Esa canción sacaba lo mejor de ti, nunca me explicaste porque te hacía sentir así esa canción. Simplemente sé que cuando sonaba todo cambiaba, me mirabas y me dabas las gracias por estar ahí para abrazarte. No había nada que me gustara mas que escuchar eso de tus labios. Te necesito decías. Que no se te olvide que yo también necesitaba tus abrazos. Me encantaba agarrarte, y con una de mis manos acariciarte el pelo. No he conocido a nadie que le guste mas que a ti que le toquen el pelo. Bueno, tocaba el poco pelo que te dejaba el peluquero en tu parte superior de la cabeza y acariciaba tu coronilla. Te podías pasar así horas, pero a mi se me dormían los dedos y a ti las rodillas, aunque eso nunca te importó. Preferías estar abrazado a mi por años. 

Que no se te olvide que te quiero. Te quiero. Te quiero.

Echo de menos que se me duerman los dedos y que a ti se te duerman los rodillas. Espero que cuando nos volvamos a ver, ojalá sea pronto, me cuentes de una vez el porque de esa canción. Te quiero pequeño.